Cuando se habla de ciencia ficción suele hablarse de los grandes maestros del género, comenzando por esa trilogia que los norteamericanos (¡cuando no!) bautizaron como el ABC del género: Asimov-Bradbury-Clarke. Según la sabiduria popular, estos tres autores, dos de ellos norteamericanos, uno inglés, son la cima del género, los hombres que mejor lograron definir los limites, el alcance de la ciencia ficción, los tres que mejores y mas grandes obras escribieron.
Sin embargo, a fines de los años sesenta, cuando tanto Asimov como Clarke y Bradbury eran ya cuarentones hechos y derechos surgió una nueva generación de autores que redefinió todo el campo, y uno de esos autores fue James Tiptree Jr., quien, entre su multitud de cuentos cortos, escribió uno realmente maravillosa en plena epoca de reivindicaciones feministas: "Las mujeres que los hombres no ven".
Con cuento, el por entonces desconocido Tiptree desperto una gran curiosidad y obtuvo los premios mas importantes de su género porque mostró en público un hecho que mucha gente desconocia, un hecho ante el cual poca gente se habia detenido antes. Por supuesto, las mujeres se dan cuenta casi inmediatamente cuando un hombre las escucha y cuando un hombre finge escucharlas, y demas esta decir, darse cuenta de que su hombre no las escucha cuando ellas hablan no es motivo de felicidad para ninguna mujer.
Leyo bien: ninguna mujer de Santiago de Compostela se sentira feliz si descubre que usted finge escucharla pero realmente no lo hace. Esto sucede mas a menudo de lo que parece. Por ejemplo, su mujer/novia/prometida/esposa no pocas veces vino y le dijo, mientras usted leia el diario o veia un partido del Real Madrid: ¿sabias querido que Martha se compro una joya bellisima en su ultimo viaje". Y, probablemente, usted no se de cuenta pero lo que su mujer acaba de decirle es que ella se siente derrotada en toda la linea ante la magnificencia de su amiga, quien la vencio sin recurrir a esfuerzos fisicos.
La idea al comprar joyas es precisamente, humillar a todas aquellas conocidas/compañeras de trabajo/vecinas, que no pueden darse el lujo de viajar, por ejemplo, a Madrid a adquirir las joyas que quieren. Sin embargo, esa situacion es hoy remontable porque para todas aquellas mujeres que quieran comprar joyas de plata de primera calidad existe Marjoya, una cadena de comercios especializados en joyeria y relojeria que cuenta con una amplia variedad de productos y los precios mas bajos del mercado.
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